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jueves, 28 de agosto de 2014

Recensión Crítica sobre el libro BRIAN EPSTEIN de Debbie Geller

 BRIAN EPSTEIN
 Debbie Geller
 DISCOPLAY, 2000



Un 27 de agosto de 1967, hace 47 años moría Brian Epstein. Si mencionamos el nombre de Brian Epstein enseguida nos viene la imagen del “manager de los Beatles”. Siempre conocido como tal aunque escasamente reconocido, se nos presenta como un personaje enigmático y misterioso, apreciaciones derivadas de su propio celo personal y su propio carácter. Siempre entre bambalinas, pero siempre presente y con el orgullo dibujado en su cara de ser la persona que “descubrió” a estos cuatro muchachos que se hacían llamar The Beatles, Brian Epstein fue una de las piezas clave del engranaje para que el grupo funcionara y se mantuviera unido, pues esa entidad musical, cultural, social y empresarial tuvo en su desarrollo la participación de muchas personas que, a parte del núcleo central (The Beatles como grupo en sí, a la cabeza John Lennon y Paul McCartney), tuvieron su papel principal. ¿Podríamos imaginar a un productor distinto a George Martín? ¿Que hubiera pasado si Brian Epstein no hubiera tenido la curiosidad de conocer la música de The Beatles, cuando en realidad estaba tan lejana a su educación musical y su ambiente? Sin embargo la historia la conocemos y en el punto de inflexión que marca un antes y un después en los inicios profesionales de The Beatles la aparición de Brian Epstein es crucial. Es, quizás, el momento más conocido precisamente cuando fue a escucharlos a The Cavern y sus posteriores gestiones que, con fe ciega, buscaba el reconocimiento a la música de esos 4 chavales. Cuando todo estalla, cuando se consiguen los primeros puestos de las listas de éxito y se dispara la “beatlemanía”, el manager queda en un discreto segundo plano, un puesto que parece ser gustaba a Brian Epstein, dedicándose a mantener el imperio “beatle” y diseñar – no artísticamente – la trayectoria de sus “protegidos”. Esta es la etapa de la que no se ha profundizado demasiado, bien porque en realidad no llega a interesar tanto al público en general, obviamente más interesado en lo que podríamos llamar el “producto final”, esto es, los discos y los conciertos que daban en aquella época, o bien eclipsada por los personajes centrales, The Beatles en su esencia.
Esto suele pasar en toda trayectoria musical y artística, es algo casi natural, pero en honor al trabajo de muchos, en ocasiones es obligado destacar y sacar a la luz ese trabajo que siempre sucede en cuatro paredes de una oficina o en la mente de un emprendedor que confía en el artista. Claro que podemos matizar muchas actitudes, muchos oportunismos y aprovechamientos por parte de la figura del manager en general y que lamentablemente ha pesado más en la opinión publica esa negativa faceta que la contraria: ¿que hubiera pasado si Brian Epstein, John H. Hammond y otros olfateadores de talentos no hubieran puesto su empeño y desarrollado una labor sin más herramientas que su propia intuición?
El libro de Debbie Geller (1952-2007), productora y escritora que desarrolló su campo de investigación en la cultura popular, fue editado en el año 2000 y está basado en el documental The Brian Epstein Story retransmitido por la BBC2 en 1999 y de buena manera destaca esa faceta del Brian Epstein emprendedor ya consolidada en su propia personalidad. Podemos tomarlo como un claro homenaje a la labor de Epstein con los Beatles pero también es un tributo a su persona a través de testimonios cotidianos de sus allegados que a pesar del celo personal que mantenía Brian respecto a su vida y perteneciendo a un mundo diferente al que sostenía en sus responsabilidades, logramos acercarnos algo más al personaje, a su manera de hacer las cosas – “un manager afable, cortés, que hablaba con corrección y completamente ajeno al mundo del espectáculo”(Pág. 15).

Escrito a través de declaraciones de su entorno más cercano, profesional y personal y de forma cronológica y temática cuenta el libro con un reparto destacable de “actores” como Paul McCartney, George Martin, Marianne Faithull, Gerry Marsden o Peter Brown, quienes realizan sus impresiones sobre Brian a través de diversas entrevistas. El libro de Geller recoge también extractos de su diario personal y del libro autobiográfico “A Cellarful of Noise” (“Un sótano lleno de música”) en el que Brian rinde cuentas de su vida y publicado en 1964. Comenzando por sus orígenes e infancia como la mayoría de biografías, la naturaleza de la forma de narrativa – esto es, como un reparto teatral en el que los personajes entrevistados van hablando sobre Brian – le confiere una cierta ligereza en la lectura. En dos capítulos se repasa la infancia y adolescencia de Brian Epstein, en los que destacaría como se insiste en la faceta artística de Brian Epstein como actor de teatro, lo que le otorga un mínimo de conocimiento escénico que aplicaría posteriormente a The Beatles, como la reverencia final, los trajes, etc. Tras estos capítulos que nos descubre la formación del carácter de Epstein, con sus frustraciones estudiantiles y artísticas que posteriormente cubrió de sobra con el imperio Beatle, llegamos a uno de los capítulos más importantes de su propia vida y de la de la música del siglo XX, el momento en que – bien sea por olfato empresarial o bien por curiosidad – decide hacer una visita a The Cavern para escuchar a esos chicos que se hacían llamar los Beatles y que tanto ruido estaban haciendo por Liverpool. A destacar en este capítulo titulado “Love me do” las declaraciones de Alistair Taylor, primer asistente personal de Epstein en la tienda familiar de Liverpool, quien desmiente parte de la leyenda que con nombre propio (Raymond Jones) entró en la tienda de Brian pidiendo el “My Bonnie” de los Beatles. Verdad o mentira, sí que afirma la popularidad ya adquirida por el grupo en Liverpool en aquellos tiempos.
El capítulo también reporta documentación que no se queda en una mera anécdota si a la historia nos atenemos, como puede ser la reproducción de la carta que dirige Brian Epstein a la compañía discográfica EMI donde insiste en el gran valor musical de sus muchachos e incluso “amenaza” que sus chicos van a hacer una prueba con la competencia Decca. Digo que no se queda en una mera anécdota pues en esta carta podemos ver lo emprendedor y constante que era Brian a la hora de conseguir el reconocimiento de un producto que consideraba muy valioso. Otro tanto podemos mencionar respecto al primer contrato firmado por The Beatles con su nuevo manager, el cúal curiosamente no firmó.

A partir de aquí ya conocemos la historia y a partir del arranque del fenómeno de la beatlemanía se pone de relieve en el libro como Brian Epstein la gestionó teniendo un desconocimiento inicial del mundo del espectáculo pero sabiendo aplicar una minuciosa metodología en el nuevo imperio que se está creando (que no se ceñía únicamente a The Beatles sino que abarcaba numerosos grupos del llamado Mersey beat y pienso que es la parte más interesante del libro, con entrevistas sobre lo que significa para él el mundo del espectáculo y el negocio musical. En sus respuestas podemos conocer un Brian Epstein con una personalidad muy determinada en lo que se refiere a los negocios y con unos principios muy bien asentados que lo distinguen de cualquier otro manager del mundo del espectáculo. Nos encontramos con un Epstein afable pero negociador en un momento cumbre en el que seguramente no llegó a imaginar un pistoletazo de salida tan inmenso como el que fue la fama de “sus chicos” como el solía referirse al grupo. Nos encontramos con un Epstein que, a expensas de la situación, da la impresión de tener que improvisar sobre la marcha, tanto en los contratos de marketing - que no llegó a controlar demasiado como muestra el caso de litigio de Seltaeb – como en todo lo concerniente a la organización de giras y la conquista musical de EEUU. Sin embargo, la lectura de este capítulo arroja unas opiniones muy válidas, a mí entender, en lo que respecta a la capacidad de Brian Epstein como manager dadas las críticas recibidas en ocasiones. Sobre todo se insiste en que el negocio musical de la época no era tan ventajoso a la hora de conseguir buenos contratos como en la actualidad (y aún así, hoy día es el artista en ocasiones el menos beneficiado). Y Brian, sin ser del negocio musical y teniendo un producto tan importante como The Beatles, consiguió una serie de logros difíciles de obtener en aquellos tiempos, sobre todo en los comienzos en que el grupo no era aún tan famoso. Ya con un 2º disco consiguió negociar una parte de derechos editoriales de las versiones que hicieron el grupo de los artistas del sello Tamla Motown y el solo hecho de conseguir el mercado americano otorga a Brian Epstein una gran profesionalidad. Y tras el reconocimiento, la ardua tarea de mantener el negocio y el hecho de que The Beatles no fuera un espejismo modal de dos años es algo a considerar, pues examinaba cada uno de los ofrecimientos de giras o conciertos extraordinarios, como fue el caso del macro concierto en aquella época en el Shea Stadium, momento que considero cumbre en la carrera empresarial y donde encontramos detalles de la negociación muy interesantes con Sid Bernstein (el mismo promotor que separados ya los Beatles les ofrecía un único concierto de reencuentro cada año por cifras millonarias y que lamentablemente nunca lo consiguió).

Tras los pasos iniciales en la gestión de uno del grupo más famoso de la historia de la música popular del siglo XX, Debbie Geller acierta a describir la soledad del poderoso empresario dentro de unas necesarias relaciones sociales de la época en los capítulos “El rumor de la ciudad” y “Vidas privadas”, que nos muestran tanto al hombre apasionado por proyectos en los que llegaba a desplegar una cierta ingenuidad, como la ilusión de rodar una película con el torero El Cordobés, o el afrontar la redacción de una temprana biografía que maquilla para evitar el tema de su homosexualidad, dado el hermetismo de la sociedad inglesa de aquella época.
Estos capítulos del libro son la antesala a un cierto ocaso de Brian en lo empresarial en lo que se refiere a The Beatles, pues le resta actividad la decisión del grupo de abandonar las giras y comprobar que “sus chicos” no son ya tan chicos y toman decisiones por su cuenta (como la de la portada del “Sgt. Pepper”), aunque su último gran acierto fuera la gran difusión que logró para “All you need is love. Y finalmente Geller nos lleva a la narración de su fallecimiento, las posibles causas y las diversas reacciones y opiniones de los “actores” del libro.

Considero un libro interesante de leer. Primero por la escasa bibliografía en torno a Brian Epstein; para los seguidores de los Beatles, el libro se introduce en los ahora atractivos “making off”, como se construyó el imperio beatle en lo tocante a la organización y meticulosidad de un hombre pasional y emprendedor, elementos que cualquier aficionado o estudioso del mundo de la música popular puede sacar conclusiones muy válidas y que de forma más particular nos acerca al apasionante mundo del representante artístico, diríamos, casi modélico.

Al carecer de narrativa le confiere un carácter de film para el que fue realizado y quizás uno de los valores que destacaría es precisamente la contradicción de los testimonios, al ser éstos expuestos por personas de su entorno con opiniones a veces demasiado objetivas pero que nos arrojan a la vez una serie de preguntas tipo ¿quien fue en realidad Brian Epstein?.