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jueves, 9 de febrero de 2012

El pinchazo del pop en España...no: el pinchazo de la cultura


Ayer leí un artículo publicado en El Mundo titulado “El pinchazo del pop en España” firmado por el periodista musical Pablo Gil. De principio no me ha llamado la atención pues en él se describe una realidad palpable para los que trabajamos durante años en el mundo de la música; sin embargo, como siempre, veo que lo expuesto queda a medias tintas, pues se centra en el pop más mediático, cosa que hace que volvamos a valorar únicamente una ínfima parte de la labor de lo que es un artista en su máxima expresión, pues la realidad que expone es extensible no sólo a los consabidos y medio consagrados músicos del pop español con nombre propio sino –y en mayor medida – a todos los artistas y músicos anónimos (anónimos porque simplemente no están en los canales de la industria musical predominante) y que ejercen su profesión en multitud de espacios.

Lo expuesto es tan simple (por decir algo obvio, repito, sabido hace tiempo) como el impago de ayuntamientos de los cachés de artistas y el fin de las vacas gordas en cuestión de contratación. Incluso se vuelve a poner a la palestra la piratería con la eterna queja que si de aquí a unos años ésta ha perjudicado la venta de discos ahora se suma la falta de contrataciones de conciertos en directo, y las pocas que hay sufren el retraso de pago. No sé si se está hablando exactamente de la mala situación de la industria musical o de la mala situación de los músicos… ¿es lo mismo, realmente? Si hablamos de descenso de ventas de discos no lo creo. En ese caso se debe relacionar con la industria musical, pues el artista poco se lleva de las ventas de CD’s. Y aunque fuera lo contrario, me pregunto si ser músico es esperar a vender muchos discos. Y parece que es así, y de ahí su queja, pues la gallina de los huevos de oro ya no da más, al igual que esa otra gallina que otorgaba unos cachés astronómicos a los artistas citados en el artículo (que a mí y otros músicos pienso que no me representan) y ahora resulta que tienen que bajar cachés. ¿Será que tienen que establecer cachés algo más lógicos, por decirlo de alguna manera? Porque como muchas cosas en la sociedad actual, el pastel se lo repartían unos pocos, pues el músico no mediático que buscaba una contratación se encontraba con la respuesta por parte de la institución de que no tenían presupuesto; claro, se lo habían gastado todo en Bisbales y demás…así que sin quererlo del todo esa industria musical cuyos objetivos era vender discos y luego vender caros conciertos de sus artistas quitaban trabajo a la mayoría de músicos no mediáticos (por cierto que dentro de la industria se daba el caso de que agencias de management abrían sus departamentos discográficos y discográficas abrían sus departamentos de management).

¿De quien era y es la culpa de esa situación? Pues a mi modo de ver, de todos los que participaban en esa especie de burbuja musical bien repartida. Desde el ayuntamiento que aceptaba pagar una cifra astronómica por un concierto de un famoso (le daba rédito político) pasando por los medios de comunicación que se dedican en sus secciones de ¿música  y cultura? a reflejar una realidad interesada de la industria musical.

En defintiva, que hecho bastante de menos que se hable de la verdadera situación del músico, no de los Alejandro’s Sanzs, Pereza’s, Ana’s Torroja’s, sino del músico en toda su extensión, en el significado intrínseco de su profesión, desde el que toca en un centro cultural o teatro de 200 butacas con un proyecto propio, hasta el que toca en restaurantes o locales. Porque ese músico “anónimo” también padece – y mucho más – los impagos de las administraciones, el ninguneo y la moda de pagar para tocar de locales listillos que a cambio de “promoción” ofrecen sus espacios en alquiler o con una mísera taquilla.  Nos estamos olvidando de la base y es desde ahí desde donde se deben comenzar a arreglar las cosas y no por los altos vuelos.