Siempre he pensado que un día conmemorativo se queda corto para poner en un justo lugar los reconocimientos - injustamente silenciados - y valores que debemos recordar de forma permanente para que todos tengamos una concienciación de lo logrado por el ser humano en todos los campos. Y como yo me considero un humanista pasional de la música, el arte y la cultura, llevo un tiempo meditando e investigando sobre la contribución de la mujer en el piano, y acotando el tema, en el jazz. Y me he llevado muchas satisfacciones y a la vez decepciones. Satisfacciones porque he ido conociendo más el gran trabajo de las mujeres en la música y decepciones porque no se habla de ellas como se habla de otros músicos y compositores. Quizás el día de hoy sea idóneo publicar esta nota como un breve avance de un estudio más profundo que publicaré sobre la mujer y el piano jazz y curiosamente me he quedado en el romanticismo centrándome en una mujer compositora
Alguien conoce a Fanny Mendelsshon (1805-1847)? Muchos musicólogos, melómanos preocupados por no quedarse con un canon de repertorio confeccionado por el hombre, seguro que sí. Pero su obra no veo que sea tan conocida como lo es la de Beethoven o incluso la de su hermano, Félix Mendelsshon. Hagamos una breve prueba utilizando los medios que nos proporciona Facebook: si buscamos una página que contenga "Fanny Mendelsshon" nos encontramos con dos páginas que sumando sus seguidores llegan a unas 75 personas. Si hacemos lo mismo con su hermano Félix Mendelsshon nos encontramos con una página con 8.360 personas seguidoras. Mientras escribo oigo los telediarios narrando las innumerables "celebraciones" del día de la mujer. Y vuelvo a oír promesas, comparaciones de sueldo, opciones de cuotas que proporcionen una equiparación lógica a la mujer..desde luego; pero para mí ese no es el camino. Mi forma de pensar, mi educación labrada básicamente por mujeres me hace pensar que el camino es la educación, la concienciación...volvamos con un ejemplo acorde a ello, que no tengo a mano pero que supongo que de seguro es así. Busquemos un libro de la ESO sobre historia de la Música. Encontramos a Fanny? seguro que no y con un poco de suerte encontraríamos una breve mención de ella cuando se habla de la producción de su hermano Félix Mendelssohnn; curioso cuando algunas de las canciones compuestas por Fanny se le atribuyeron a su hermano, pues ella no pudo prosperar en su carrera como compositora por la sociedad en que vivía, aunque algo de reconocimiento sí tuvo y actualmente su figura está redimida por la labor de algunas asociaciones que defienden precisamente un mejor conocimiento de su papel en la música, pero que pienso que se ha quedado ahí, en un supuesto reconocimiento académico sin traspasar las fronteras de la calle; seguimos sin ver su nombre, no ya para una mayor valía como mujer en sí, sino por su merecedora obra. Repito: educación y concienciación...revisionismo de esos cánones artísticos creados por el hombre, cánones de repertorio, interpretación, educativos que parece que damos por válidos porque son la panacea de todo arte.
Y ahora me sumerjo en escuchar y descubrir pianistas de jazz con una gran sensibilidad, aunque no son tan conocidas como Herbie Hancock, Oscar Peterson, Chick Corea....pero que grandes Mary Lou Williams, Marian McPartland, y muchas más!
La Cultura desde mis ojos. Gestión cultural. Conversaciones sobre música y arte. Otras músicas existen. Para almas inquietas que conocer música distinta a la de los canales habituales les conmueve.
martes, 8 de marzo de 2011
Mujer y Música
domingo, 6 de marzo de 2011
Reflexiones sobre la situación del músico en la sociedad... (II) MÚSICA versus Industria Musical. De si es lícita hoy día la industria musical.
Inicié mi primer artículo breve sobre “Reflexiones sobre la situación del músico en la sociedad…” a partir de una fuente de hace casi más de 200 años: los artículos de Frank Liszt publicados en la Gazette musicale concretamente en 1835 y recogidos en “Cartas de un artista” y en los que reflejaba su crítica sobre la situación de los músicos y las instituciones de su tiempo. Podría ser arriesgado realizar paralelismos que pudieran resultar anacrónicos, bien porque las sociedades evolucionan o bien, de forma más concreta e individualizada, porque trato de realizar mis reflexiones en base a mi experiencia como músico con un perfil “no clásico” y quien realizaba dichas críticas venía del mundo “clásico”, y ya se sabe la eterna dicotomía música “culta” - música popular. Sin embargo aclarar que solo existe dicotomía (música “culta” – música popular) si ambas o una de las disciplinas, que a la vez pertenecen a una sola:
Si bien nuestra sociedad actual ha superado una fase post – industrial que está dando lugar a la tercera revolución industrial basada - entre otras áreas - en las telecomunicaciones que repercuten muy directamente en la música, la finalidad de este segundo artículo busca precisamente resaltar que la problemática en torno al músico y
Así, lo expuesto, sigo fijándome en la lectura de Liszt y su crítica hacia la concepción que se tiene del músico en la sociedad, pues bien puede considerarse, a pesar de las diferencias expuestas por el tiempo en que las realizó, totalmente actuales en su fondo.
Si le preguntamos a un niño o a un adolescente qué música escucha probablemente nos dirá alguna canción o músico que esté en las listas de éxito, arriba de todo, que no para de sonar por
Su percepción no es errónea…, sólo es fruto de los canales de comunicación a los que accede para escuchar música, aunque dichos canales yo los definiría como “invasivos”. Aunque relativamente sería lícita la existencia de una gran industria musical que de aquí a unos años se ha concentrado en las majors, las grandes discográficas, cabría preguntarse hoy, precisamente a costa del debate sobre la causa principal de su crisis, si su respuesta y el producto que ofrece es reflejo de lo que realmente es
Es justo separar de este debate a aquellas pequeñas discográficas que sí buscan una combinación de su beneficio empresarial natural (que no siempre obtienen) con el respeto a la obra del artista, con el deseo expreso de crear catálogo, bien estilístico (especializándose en determinadas músicas) o bien totalmente creativo.
Planteándolo de otra manera: hay que preguntarse si la industria musical llega a reflejar o incluso a “preocuparse” por la creatividad inherente en el músico, pues si actualmente esta industria musical en concreto gusta de llamarse e incluirse en la etiqueta de industria cultural ( con los subsiguientes apoyos de los gobiernos por parte de su ministerio de Cultura), podemos llegar a discrepar totalmente de este término dado ya que los objetivos son realmente distantes a esa preocupación por la creatividad o labor del músico.
Quedaba claramente expuesto por Simon Frith en su escrito sobre “La industria de
La música popular e incluso toda clase de música que ya es susceptible de comercializar o difundir (pues la denominada “clásica” también se presta al marketing musical) no equivale en su totalidad a la suma de los productos que comercializa la “industria de la música”. Nuestro paisaje sonoro es mucho más amplio. Y por ello mencionaba que el problema es más de orden metafísico que de otra índole. El problema es la concienciación de lo que es verdaderamente MÚSICA desde una base educativa temprana, comenzando por ese niño o adolescente que sólo te sabe responder el nº 1 de las listas confeccionadas por la industria a la pregunta de qué música escucha. El problema es despojar la etiqueta de “cultura” a una industria musical preocupada por una crisis que le impide seguir con su gallina de los huevos de oro y que no está ofreciendo un reflejo fiel de la inmensidad de músicos y músicas que existen.