La Cultura desde mis ojos. Gestión cultural. Conversaciones sobre música y arte. Otras músicas existen. Para almas inquietas que conocer música distinta a la de los canales habituales les conmueve.
martes, 22 de noviembre de 2011
GEORGE HARRISON, por méritos propios.
domingo, 9 de octubre de 2011
Happy Birthay John
Bueno, IMAGINAR no es malo y cuando a un artista como John Lennon se le hecha de menos que mejor que realizar un ejercicio recomendado por él mismo. Así que no quiero hacer historia futurista, ni el "que hubiera pasado si..." pero es relativamente fácil imaginarse a John Lennon con 71 años, porque a la par que contradictorio era muy fiel a sus principios, tanto musicales como sociales. Paul McCartney ha declarado recientemente que los Beatles se hubieran vuelto a juntar seguro y de hecho si lo hicieron una vez muerto Lennon para su Anthology, es probable que así fuera. Y es probable que seguirían creando escuela. Sí, todo lo que suena musicalmente en la industria musical actual parece clichés de la producción musical, visual y estética de los de Liverpool. Mirados desde cualquier prisma la música popular actual tiene una gran carencia de originalidad, y hay quienes se van por derroteros electrónicos para desmarcarse de lo común, pero realmente sólo están cambiando los medios.
Nos hemos olvidado de la extrema sencillez que otorga un gran poder a la música, del "menos es más" y para asentar mis palabras sólo hay que escuchar su tema "Imagine". Pero para lograr que esa extrema sencillez nos toque la fibra musical también hay que ser un artista genuino, auténtico, no salido del horno de la industria musical como únicamente producto, aunque luego entres en ella pero conservando tu autenticidad, exactamente lo que hizo John Lennon. Happy Birthay!
viernes, 7 de octubre de 2011
Me ha empujado a realizar estas charlas, estos planteamientos sobre la música mi propia experiencia con ella… una experiencia que es intensa: día a día vivo la música, como pianista, como docente, como oyente…aunque comencé como aficionado y aún me considero así, la música gira en torno a mi vida, algo que considero que no tiene porque ser muy diferente al resto de personas aunque no se consideren profesionales. Sin embargo cuando tengo un nuevo alumno de piano, lo primero que le pregunto es que música escucha y me quedo sorprendido de que la mayoría no escuchan música en casa o como mínimo no tienen un hábito de hacerlo. Lo escuchan de manera invasiva, como digo: cuando van hacia el colegio con la radio del coche, cuando ven sus series favoritas…. ¿Cual sería el objetivo que me marqué con el planteamiento? Sería interesante intentar mínimamente transformar algunas ideas más comunes que se tienen sobre la música y cuestionar una serie de aspectos fundamentales de la práctica musical y la comprensión que la sociedad tiene de ella. Y por supuesto insistir como hago a mis alumnos que escuchen mucha música, de todo tipo.Pero lógicamente en mi constante preocupación de cómo veo el fenómeno de la música he ido descubriendo autores cuyas obras me han hecho sentirme identificado y de alguna manera han corroborado lo que pienso sobre la música. En ocasiones grandes desconocidos, limitados al ámbito académico que sin embargo considero necesario transmitir de manera cercana y amena sus pensamientos. Precisamente uno de los autores con los que me identifico en su trabajo es el antropólogo y etnomusicólogo John Blacking. – fallecido en 1990. Blacking fue como muchos, formado para comprender la música como un sistema de ordenación del sonido. Sin embargo su increíble experiencia con la tribu de los Venda de Sudáfrica le hizo cambiar planteamientos sobre su experiencia musical (basada en el sistema occidental) e incluso comenzar a romper prejuicios. En lo concerniente a la separación entre la llamada música “culta” y música popular podemos resumir muy básicamente su obra en estas frases.
Siempre he pensado que hoy día se hace necesario lamentablemente una mayor educación musical, pero no basada únicamente en la práctica de cualquier instrumento o lenguaje musical, sino en la aparentemente sencilla tarea de escuchar música…y digo lamentablemente porque la música que nos rodea en nuestra sociedad parece dada, marcada por una industria musical que particularmente pienso que maneja a sus oyentes e imposibilita un mayor conocimiento de otras músicas. Y no sólo la industria musical…también precisamente nuestra propia cultura occidental con una fuerte tradición culta produce su propia escisión en el público…la suya propia y la de otras músicas.Volviendo a John Blacking, establecía que el público oyente estaba marcado en nuestra sociedad como de “solo aficionados” o “consumidores pasivos”. Sin embargo él reivindicaba ese público como creadores potenciales del hecho musical, actores necesarios, pues en cualquier contexto social existía una creatividad musical humana. En pocas palabras, Blacking defendía el concepto de fundamentos biológicos en la música. Cuantas veces hemos oído decir a una persona: “yo no tengo oído musical!”.Un ejemplo: el mejor público y el más exigente son los niños. Siempre que ofrezco un concierto o amenización, sea un teatro o una terraza de un restaurante me encuentro con un pequeñuelo que se queda absorto escuchando y mirando mis manos. Es curioso, cuando toco para lo que se dice “amenizar” la interacción con el público es muy diversa (ya hace tiempo me desembaracé de la preocupación de “¿estaré tocando tan mal que ni existo?” y no es que me considere un gran pianista, pero efectivamente:- Para algunos el pianista ni existe; están dedicados a lo que han venido principalmente, una copiosa cena y estar con su pareja o amigos.- Otros te lanzan miradas de satisfacción por verse arropados por música en directo;- Hay quien no puede refrenar su impulso y al final de cada tema se queda solo aplaudiendo. Son los que vienen a saludarte en medio de un tema y tienes que darles la mano mientras sigues tocando!, pero son muy agradecidos.- Los mejores: los niños. Siempre se ha dicho: no han perdido su inocencia a la hora de mostrar sus sentimientos hacia algo como la músicaOtro ejemplo sobre los niños, cercano, en mi propia casa…mi hija de 4 años. No pretendo para nada de ella que se haga pianista, ni siquiera de momento me he planteado a darle clases o apuntarla con otro profesor. Dejo que fluya. Claro, tiene la “suerte” de tener un pianista en casa y que hay un piano en casa (algo muy común en muchas sociedades de siglos pasados, el piano era como para nosotros ahora casi la lavadora). Ella se acerca al piano y se está unos minutos experimentando el sonido que extrae de cualquier manera. Sin indicación alguna por mi parte, de forma diría natural, ha comenzado a discriminar sonidos y a mecanizar otros que le suena bien…
sábado, 1 de octubre de 2011
“Historias de la música popular: Del Blues a Beethoven”
martes, 8 de marzo de 2011
Mujer y Música
Siempre he pensado que un día conmemorativo se queda corto para poner en un justo lugar los reconocimientos - injustamente silenciados - y valores que debemos recordar de forma permanente para que todos tengamos una concienciación de lo logrado por el ser humano en todos los campos. Y como yo me considero un humanista pasional de la música, el arte y la cultura, llevo un tiempo meditando e investigando sobre la contribución de la mujer en el piano, y acotando el tema, en el jazz. Y me he llevado muchas satisfacciones y a la vez decepciones. Satisfacciones porque he ido conociendo más el gran trabajo de las mujeres en la música y decepciones porque no se habla de ellas como se habla de otros músicos y compositores. Quizás el día de hoy sea idóneo publicar esta nota como un breve avance de un estudio más profundo que publicaré sobre la mujer y el piano jazz y curiosamente me he quedado en el romanticismo centrándome en una mujer compositora
Alguien conoce a Fanny Mendelsshon (1805-1847)? Muchos musicólogos, melómanos preocupados por no quedarse con un canon de repertorio confeccionado por el hombre, seguro que sí. Pero su obra no veo que sea tan conocida como lo es la de Beethoven o incluso la de su hermano, Félix Mendelsshon. Hagamos una breve prueba utilizando los medios que nos proporciona Facebook: si buscamos una página que contenga "Fanny Mendelsshon" nos encontramos con dos páginas que sumando sus seguidores llegan a unas 75 personas. Si hacemos lo mismo con su hermano Félix Mendelsshon nos encontramos con una página con 8.360 personas seguidoras. Mientras escribo oigo los telediarios narrando las innumerables "celebraciones" del día de la mujer. Y vuelvo a oír promesas, comparaciones de sueldo, opciones de cuotas que proporcionen una equiparación lógica a la mujer..desde luego; pero para mí ese no es el camino. Mi forma de pensar, mi educación labrada básicamente por mujeres me hace pensar que el camino es la educación, la concienciación...volvamos con un ejemplo acorde a ello, que no tengo a mano pero que supongo que de seguro es así. Busquemos un libro de la ESO sobre historia de la Música. Encontramos a Fanny? seguro que no y con un poco de suerte encontraríamos una breve mención de ella cuando se habla de la producción de su hermano Félix Mendelssohnn; curioso cuando algunas de las canciones compuestas por Fanny se le atribuyeron a su hermano, pues ella no pudo prosperar en su carrera como compositora por la sociedad en que vivía, aunque algo de reconocimiento sí tuvo y actualmente su figura está redimida por la labor de algunas asociaciones que defienden precisamente un mejor conocimiento de su papel en la música, pero que pienso que se ha quedado ahí, en un supuesto reconocimiento académico sin traspasar las fronteras de la calle; seguimos sin ver su nombre, no ya para una mayor valía como mujer en sí, sino por su merecedora obra. Repito: educación y concienciación...revisionismo de esos cánones artísticos creados por el hombre, cánones de repertorio, interpretación, educativos que parece que damos por válidos porque son la panacea de todo arte.
Y ahora me sumerjo en escuchar y descubrir pianistas de jazz con una gran sensibilidad, aunque no son tan conocidas como Herbie Hancock, Oscar Peterson, Chick Corea....pero que grandes Mary Lou Williams, Marian McPartland, y muchas más!
domingo, 6 de marzo de 2011
Reflexiones sobre la situación del músico en la sociedad... (II) MÚSICA versus Industria Musical. De si es lícita hoy día la industria musical.
Inicié mi primer artículo breve sobre “Reflexiones sobre la situación del músico en la sociedad…” a partir de una fuente de hace casi más de 200 años: los artículos de Frank Liszt publicados en la Gazette musicale concretamente en 1835 y recogidos en “Cartas de un artista” y en los que reflejaba su crítica sobre la situación de los músicos y las instituciones de su tiempo. Podría ser arriesgado realizar paralelismos que pudieran resultar anacrónicos, bien porque las sociedades evolucionan o bien, de forma más concreta e individualizada, porque trato de realizar mis reflexiones en base a mi experiencia como músico con un perfil “no clásico” y quien realizaba dichas críticas venía del mundo “clásico”, y ya se sabe la eterna dicotomía música “culta” - música popular. Sin embargo aclarar que solo existe dicotomía (música “culta” – música popular) si ambas o una de las disciplinas, que a la vez pertenecen a una sola:
Si bien nuestra sociedad actual ha superado una fase post – industrial que está dando lugar a la tercera revolución industrial basada - entre otras áreas - en las telecomunicaciones que repercuten muy directamente en la música, la finalidad de este segundo artículo busca precisamente resaltar que la problemática en torno al músico y
Así, lo expuesto, sigo fijándome en la lectura de Liszt y su crítica hacia la concepción que se tiene del músico en la sociedad, pues bien puede considerarse, a pesar de las diferencias expuestas por el tiempo en que las realizó, totalmente actuales en su fondo.
Si le preguntamos a un niño o a un adolescente qué música escucha probablemente nos dirá alguna canción o músico que esté en las listas de éxito, arriba de todo, que no para de sonar por
Su percepción no es errónea…, sólo es fruto de los canales de comunicación a los que accede para escuchar música, aunque dichos canales yo los definiría como “invasivos”. Aunque relativamente sería lícita la existencia de una gran industria musical que de aquí a unos años se ha concentrado en las majors, las grandes discográficas, cabría preguntarse hoy, precisamente a costa del debate sobre la causa principal de su crisis, si su respuesta y el producto que ofrece es reflejo de lo que realmente es
Es justo separar de este debate a aquellas pequeñas discográficas que sí buscan una combinación de su beneficio empresarial natural (que no siempre obtienen) con el respeto a la obra del artista, con el deseo expreso de crear catálogo, bien estilístico (especializándose en determinadas músicas) o bien totalmente creativo.
Planteándolo de otra manera: hay que preguntarse si la industria musical llega a reflejar o incluso a “preocuparse” por la creatividad inherente en el músico, pues si actualmente esta industria musical en concreto gusta de llamarse e incluirse en la etiqueta de industria cultural ( con los subsiguientes apoyos de los gobiernos por parte de su ministerio de Cultura), podemos llegar a discrepar totalmente de este término dado ya que los objetivos son realmente distantes a esa preocupación por la creatividad o labor del músico.
Quedaba claramente expuesto por Simon Frith en su escrito sobre “La industria de
La música popular e incluso toda clase de música que ya es susceptible de comercializar o difundir (pues la denominada “clásica” también se presta al marketing musical) no equivale en su totalidad a la suma de los productos que comercializa la “industria de la música”. Nuestro paisaje sonoro es mucho más amplio. Y por ello mencionaba que el problema es más de orden metafísico que de otra índole. El problema es la concienciación de lo que es verdaderamente MÚSICA desde una base educativa temprana, comenzando por ese niño o adolescente que sólo te sabe responder el nº 1 de las listas confeccionadas por la industria a la pregunta de qué música escucha. El problema es despojar la etiqueta de “cultura” a una industria musical preocupada por una crisis que le impide seguir con su gallina de los huevos de oro y que no está ofreciendo un reflejo fiel de la inmensidad de músicos y músicas que existen.
martes, 18 de enero de 2011
Reflexiones sobre la situación del músico en nuestra sociedad y de la propia concepción que se tiene sobre la Música. De profesión: músico. (I)
Hace algún tiempo alguien se preocupaba en escribir y debatir sobre la cuestión de la condición de los artistas. Con una gran humildad - propia precisamente de los grandes artistas - se definía como un “Simple aprendiz de la naturaleza y de la verdad”. Buscaba la ardua tarea de determinar y definir cual es la situación de los artistas en nuestro orden social.
Como artista que me considero, creo que puedo tener el derecho a coger el testigo, desde mi propio punto de vista y experiencia, de todos los que se han preguntado y se preguntan sobre la condición de serlo y la situación en la que se encuentran el artista a lo largo del tiempo en las diversas sociedades donde desarrolla su arte. Lo hago o intento hacer con la misma humildad que he mencionado acerca del artista escritor que plasmaba sus preocupaciones. No es mi pretensión realizar una crítica visceral fruto de situaciones injustas vividas por mi profesión, que las ha habido; pero sí realizar un exhaustivo análisis de una situación que a quien atañe es como mínimo preocupante, y no sólo por las diversas carencias que se dan de una manera tácita en los muy diversos aspectos técnicos, administrativos y formativos de lo que supone ser músico en este país, si no también en el aspecto, quizás para mí casi más preocupante, de la impresión hacia la sociedad de lo que es un músico. Para ello me he propuesto el objeto de distinguir entre unos músicos y otros según su funcionalidad básicamente y otras características y no por juicios de valores, que sí los puede haber de forma subjetiva, aunque quizás cuando entremos en terreno farragoso, mi crítica será cercanamente objetiva hacia una “clase” de músicos que sin saberlo ellos mismos se están erigiendo en la panacea de la música actual; y digo sin saberlo ellos mismos porque también llegan a ser víctimas de la sociedad actual y su sistema de valores o más diría yo, su sistema productivo.
Volviendo a nuestro artista escritor que se preocupaba por la situación social del músico en la sociedad, el resultado de sus conclusiones, debates y cartas sobre la cuestión no parecía muy halagüeño. Este personaje defendía el enfoque
Creo, estoy seguro, que muchos artistas y personas que amamos la cultura en general y la música en particular nos debatimos en idénticas situaciones acerca de la situación del músico en la sociedad y las muy diversas injusticias que le rodean, cómo se le considera e incluso sobre la propia
(Continuará)