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jueves, 6 de noviembre de 2008

El Artista “no mediático” y su inmensa minoría

Existen determinados artistas (bastantes) que no se corresponde con lo “mediáticamente correcto”, y quizás sea porque no buscan específicamente ese contexto, no buscan la consabida fama en forma de público de masa; pero sí conectan con una inmensa minoría, ese público que sabe apreciar su trabajo musical, sin ni tan siquiera conocer el nombre del artista que va a escuchar, pero a sabiendas que va a deleitarse con una música llena de sentimientos, buen hacer y en definitiva, llevarse un buen recuerdo de lo escuchado. A partir de ese “souvenir musical” que se lleva el oyente—en forma de concierto en directo o de trabajo discográfico—se inicia un proceso de cierta complicidad mutua entre lo que ha ofrecido el artista (su arte, su composición) y lo que ha recibido la persona receptora, que como sentimiento subjetivo introduce en su mundo de preferencias musicales.
Algo cambiaría todo a mejor si la sociedad, y en concreto la sociedad musical y sus agentes implicados, no estuvieran tan preocupados por las cifras de venta, por la imagen que tiene que dar un artista, por pegar el llamado “pelotazo” en forma de éxito (que luego se queda en eso, un éxito, sí, pero caduco), y sin embargo se mirara a la música como el gran universo que es, como una amalgama cultural de la que puedes elegir libremente sin que los medios de comunicación (“mediatizados” o “mediatizadores”) marcaran las tendencias y estilos sacados del sombrero del presdigitador de turno en forma de periodista esclavizado o editor interesado. Harto difícil sería este cambio pero no por ello hay que dejar de ilusionarse con el artista no mediático y seguir disfrutando con ese público que es la inmensa minoría, el que de verdad sabe diferenciar la música de un simple producto que tiene más de mediático que de musical.