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jueves, 24 de noviembre de 2016

Reivindicación del Ragtime. Un 24 de noviembre de 1868 nacía el gran Scott Joplin.

Reivindicando valores. Ragtime: música para un cambio de siglo. Scott Joplin, un "bach" en jazz.

¿Ragtime? ¿Te suena? A mucha gente seguro que no, salvo a melómanos o grandes aficionados al blues y jazz. Me pasó recientemente, en una intervención que hice para un concierto benéfico en el que participaban diversos artistas, que uno de los conductores de la gala me preguntó qué iba a interpretar a la pianola que había en el escenario. Ragtime, le contesté…. ¿cómo se escribe?... ¿y qué es? Me preguntó…

Tengo la sensación que, con el paso del tiempo, grandes valores culturales que pasan a engrosar la historia con nombre propio o un género musical, un estilo, etc. parecen caer curiosamente en el olvido o se desvirtúan. La música de The Beatles o ellos mismo como identidad de grupo son cuestionados, - “no eran tan buenos” – o Beatles? Quienes eran esos…y ¿Elvis? O valoraciones peyorativas hacia artistas que ronda los setenta y algo y que por ello ahora son viejos aprovechados que siguen en el escenario… obviándose la gran contribución que hicieron y siguen haciendo a la música del siglo XX… claro, estamos en el XXI y cuasi parece una moda criticar a las “viejas glorias”. Es una sensación que encuentro en conversaciones con los adolescentes (no por ello culpables de un fallo en su base educacional, por ejemplo) o en los foros de opinión o en 140 caracteres de Twitter…lanzando precisamente eso, opiniones totalmente subjetivas que borran de un plumazo el verdadero valor de la cuestión tratada… sobre todo en la música. 
Y es que la objetividad nunca hay que perderla. Te puede gustar o no una música determinada pero no hay que dejar de ser objetivo y reconocer su valía. Por suerte no podemos generalizarlo, pero sí es verdad que esa sensación que tengo está bastante presente en mi campo – la música – y en la cultura en general. Bien sabemos que el problema parte de la base de la educación y la cultura que se tiene que dar en las aulas, que lamentablemente de por sí no es buena. Quizás es que me esté haciendo mayor y esos valores culturales que me inculcaron y que continuamente buscaba, descubría y me deleitaba con ellos en mi adolescencia, ahora caen en el olvido porque no están de moda. Sin embargo, esos mismos valores han permitido que se desarrollen las músicas actuales o el cine actual, por poner dos ejemplos. Sí, me estoy haciendo mayor pues me suena a eso de “¡Yo gané la guerra por chavales como vosotros!”.
Pero no lo puedo evitar y desde mi puesto – en la banqueta del piano – sale mi lado de querer compartir lo que me apasiona. En mis conciertos suelo ser muy “hablador”. Esto es: me gusta transmitir, no sólo desde las teclas del piano, la música que estoy interpretando y lo hago con mis explicaciones. De dónde viene el tema, porqué surgió o una simple anécdota puede ilustrar al público... una especie de “notas al programa” pero con voz propia. Y creo sinceramente que el público lo agradece. Al final mis conciertos se convierten en conciertos comentados, que por otra parte suelo hacer, bien como charla-concierto con un determinado repertorio (blues piano) apoyándome en imágenes, vídeos y mi propia interpretación (“Una pequeña historia del Blues Piano”), o bien en mis conciertos didácticos dirigidos a escolares (“Un Piano de Cine”). Sí, es mi lado docente que desarrollo normalmente hacia mis fieles alumnos (algunos de ellos llevan conmigo más de 8 años) y cuya labor me gusta expandir al escenario. Es lo que se me asemeja a la función social del músico tal y como explicaba Frank Liszt en sus “Cartas de un artista”. Y por mi parte, esa función social, como en ocasiones he comentado, me gusta desarrollarla también desde diversos escritos. Es mi lado de músico – escritor, léase musicólogo, docente o transmisor de valores.

Y volviendo al inicio, con esta perspectiva afronto mi nuevo programa de concierto que estrenaré el próximo año 2017 reivindicando el Ragtime y al más grande compositor del llamado Ragtime clásico, Scott Joplin del que se cumplirán el próximo año 2017, 100 años de su fallecimiento y que hoy, 24 de noviembre hace 147 años nació. ¿Ragtime? ¿Te suena?

Sin embargo, si de repente suena en cualquier parte la melodía principal de la película “El Golpe” (The Sting) mucha gente la reconocen enseguida. Es el fenómeno que con el tiempo se suele asentar en nuestros conocimientos por el cual se relaciona un tema concreto con una película , creyendo que están intrínsecamente unidos. Esto es, se relaciona la melodía de la película “El Golpe” como propia de la misma y se llega a desconocer el título de la pieza o se atribuye erróneamente al mismo del film, cuando tanto el propio título y sobre todo la época son totalmente ajenas. “The Entertainer”, gran melodía que sirvió a una gran película de 1973 que ambientaba los años de la depresión en EEUU, pero que realmente pertenece a principios de siglo XX, concretamente 1903, y por lo tanto no fue compuesta para la película.

Pues eso es ragtime, esa característica del tema de “El Golpe”, esa sensación “saltarina” que enseguida reconoce el público, es un género que tiene vida propia: el ragtime. Y hay que reconocerle a la película que, gracias al empleo de esa pieza y otras del gran compositor de ragtime clásico, Scott Joplin, volvió la locura de dicha música al mundo… tal como comentó Eubie Blake en su día.

Casi podríamos asegurar que el Ragtime murió al cumplir su mayoría de edad, si aproximadamente contamos desde el famoso Maple Leaf Rag (1899) hasta la muerte de Scott Joplin (1917) y su desaparición temporal fue ocasionada por la fuerza arrolladora y novedosa de una jazz al que le debió su propio surgimiento. Por eso, no olvidemos que sin el Ragtime es muy probable que el jazz y mucha música popular no hubiera sido lo mismo. Reivindiquemos el Ragtime, no sólo por ser una música elegante, bella, rítmica y apasionada, sino por todo lo que aportó al mundo de la música y con ello Scott Joplin, un "Bach" en Jazz.


Joshua Rifkin interpretando "Stoptime Rag" de Scott Joplin.



domingo, 22 de marzo de 2015

Se cumplen 120 años de la primera proyección de cine de los Hermanos Lumière. En los inicios del Cine... había un Piano.

Año Lumière 22 de marzo de 1895 - 22 de marzo de 2015

En nuestra sociedad "moderna" en ocasiones ya no valoramos los acontecimientos que tuvieron una especial y gran relevancia y que en la actualidad nos hacen disfrutar día a día y que sin ello casi que no podríamos vivir. Y la invención del Cinematógrafo es uno de esos acontecimientos que vale la pena recordar, pues no hace tanto tiempo que nació y la evolución y lo maravilloso que representa el cine en nuestras vidas es algo inmensurable.
Que los hermanos Lumière dedicaran su empeño en trasladar las imágenes en movimiento sobre una pantalla es un hecho que hay que celebrar, un día como hoy 22 de marzo - y diría yo, cada uno de los días que disfrutamos del llamado 7º arte - cuando han transcurrido 120 años de la presentación de su cinematógrafo (en petit comité, eso sí)  a los asistentes a una conferencia sobre el nuevo invento, organizada en la Socièté d'Encoiregement á l'Industrie Nationale, en París. Meses más tarde, un 28 de diciembre de ese 1895 los Lumiére organizaron ya un proyección pública a la que asistieron 33 personas en el Salón Indien, situado en los sótanos del Grand Café, con un coste para el público de un franco y emitiéndose, entre otras, las ya famosas filmaciones "La salida de los obreros de la fábrica Lumière", "El regador regado" y "La llegada de un tren a la estación", ésta última causando estupor entre el público que pensaba que el tren se les echaba literalmente encima (comenzaba ya la magia del cine).

Y era cine mudo, pero no, pues los Lumière ya contaron para sus primeras proyecciones el acompañamiento de un piano, y poco después los programas de dichas sesiones llegaron incluso a especificar el nombre del intérprete: Émile Maraval, pianista del que no se encuentra ni una sola referencia salvo la citada, el cual, tocando en un piano Gaveu pasó a la historia seguramente como el primer pianista que acompañaba a las proyecciones del incipiente cine mudo. Y así surgió una nueva oportunidad para músicos y un nuevo quehacer artístico en el que música e imagen se complementaban conformando el embrión de las hoy tan preciadas para muchos Bandas Sonoras del cine, prácticamente un nuevo género musical. El "mago" Georges Méliès también vio la necesidad de que sus proyecciones tuvieran acompañamiento musical en vivo y así lo especificaba. 
Pero si nos detenemos en esos primeros años del cine mudo y la función del músico en las salas de proyección, en algunos momentos casi podríamos decir que eran bandas sonoras instantáneas en el momento en el que el músico acudía a la improvisación (quién las pudiera oír!). En otras ocasiones el pianista optaba por la selección de un determinado repertorio acorde a la proyección si tenía la oportunidad de visionarlo antes, cosa que no siempre se daba.  
Y es la primera forma - la de la improvisación - la que siempre me ha cautivado como pianista y he intentado trasladar en los conciertos que realizo asiduamente, desde "Un Piano de Cine" y el reciente estrenado "Y en los inicios del Cine... había un Piano" en los que precisamente hago eso: rememorar la figura del pianista en las salas de proyección del cine mudo. Quizás con una cierta idealización y romanticismo de dicha figura, pues en realidad el trabajo no era tan gratificante para el pianista como atestiguan algunas fuentes sobre las condiciones laborales de éstos a la hora de acometer su trabajo (aunque en realidad tampoco en la actualidad ha cambiado considerablemente la percepción de la cultura y su quehacer en nuestro país). 

Pero prefiero quedarme con la parte más creativa y de disfrute personal para trasladarlo al respetable público que acude curioso a mis conciertos para ver - quizás por primera vez - "Viaje a la Luna" de Mèliés o los citados de los hermanos Lumière o soltar carcajadas a través de los grandes cortometrajes de Charles Chaplin. 

La improvisación va como un guante para esas imágenes pues cada "concierto de cine mudo" es diferente, bien usando composiciones propias o bien deleitándome con el repertorio no clásico de la época, pues cine mudo y piano ragtime o blues piano son contemporáneos. Tan sólo hay que recordar que el gran Fats Waller, maestro del stride piano, tuvo entre sus primeros trabajos, antes de grabar, el de aderezar las películas con sus manos en el piano en el Lincoln Theatre. 
Así que si tenéis oportunidad de vivir la experiencia del cine mudo junto a un piano en directo, como antaño, no dejéis pasarla... quizás nos encontremos en uno de mis conciertos!.

Próximo concierto "Y en los inicios del Cine... había un Piano" 27 de marzo 2015 a las 20:30h en Función Lenguaje Centro de Literatura Aplicada de Madrid. C/Doctor Fourquet, Nº18. Madrid. Entrada: Aportación voluntaria.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Actualización de cada uno de los post dedicados a "Conversaciones con el Blues", programa que realicé en la temporada 2014 - 2015 para  DO FA RADIO del Departamento de Musicología de la Universidad Complutense de Madrid a modo de monográficos dedicados a los grandes pianistas del Blues y otros estilos generados a principios del Siglo XX.
 
Este programa de "Conversaciones con el Blues" estaba dedicado a uno de los estilos más importantes surgidos a finales del siglo XIX y principios del XX. Sin catalogarse como blues, su aparición fue tremendamente importante consiguiendo la categoría de género musical con identidad propia: el RAGTIME asociado fundamentalmente al Piano… y por supuesto si hablamos del ragtime el programa estaba íntegramente dedicado al más importante compositor de ragtime clásico, Scott Joplin que nacía un 24 de noviembre de 1868.

Escucharemos diversos rags compuestos por Joplin de la mano de grandes pianistas estudiosos de su obra: Claude Bolling, Richard Zimmerman y Joshua Rifkin que sí han sabido respetar la forma de ver que Joplin tenía de sus propias obras sobre todo cuando indicaba - algo molesto- que el ragtime tiene que interpretarse con un tempo más lento de lo que en ocasiones hemos oído. Así, nos deleitaremos con temas tan famosos como The Entertainer, pero famoso por la película El Golpe y que todo el público reconoce pero no siempre asocia al gran compositor. Y otras obras más íntimas como Solace (A Mexican Serenade), o el complicado Maple Leaf Rag que sentó cátedra entre pianistas o el amable Weeping Willow que servidor os ofrece en el siguiente video grabado esta misma semana. Os espero en Conversaciones con el Blues!


Esta semana en "Conversaciones con el Blues" recordamos a SCOTT JOPLIN

Actualización de cada uno de los post dedicados a "Conversaciones con el Blues", programa que realicé en la temporada 2014 - 2015 para  DO FA RADIO del Departamento de Musicología de la Universidad Complutense de Madrid a modo de monográficos dedicados a los grandes pianistas del Blues y otros estilos generados a principios del Siglo XX.

 
Este programa de "Conversaciones con el Blues" estaba dedicado a uno de los estilos más importantes surgidos a finales del siglo XIX y principios del XX. Sin catalogarse como blues, su aparición fue tremendamente importante consiguiendo la categoría de género musical con identidad propia: el RAGTIME asociado fundamentalmente al Piano… y por supuesto si hablamos del ragtime el programa estaba íntegramente dedicado al más importante compositor de ragtime clásico, Scott Joplin que nacía un 24 de noviembre de 1868.

Escucharemos diversos rags compuestos por Joplin de la mano de grandes pianistas estudiosos de su obra: Claude Bolling, Richard Zimmerman y Joshua Rifkin que sí han sabido respetar la forma de ver que Joplin tenía de sus propias obras sobre todo cuando indicaba - algo molesto- que el ragtime tiene que interpretarse con un tempo más lento de lo que en ocasiones hemos oído. Así, nos deleitaremos con temas tan famosos como The Entertainer, pero famoso por la película El Golpe y que todo el público reconoce pero no siempre asocia al gran compositor. Y otras obras más íntimas como Solace (A Mexican Serenade), o el complicado Maple Leaf Rag que sentó cátedra entre pianistas o el amable Weeping Willow que servidor os ofrece en el siguiente video grabado esta misma semana. Os espero en Conversaciones con el Blues!


jueves, 20 de noviembre de 2014

Conversaciones con el Blues: James P. Johnson

Conversaciones con el Blues es un programa realizado por Jorge Gil Zulueta para 
Jueves a las 05:00 h y a las 22:00h
Reemisión: sábado a las 5:00 h y domingo a las 22:00 h

Hoy en Conversaciones con el Blues volvemos a viajar en el tiempo para deleitarnos con otro de los grandes pianistas pionero en el llamado Stride Piano surgido básicamente en Harlem. James Price Johnson también conocido como Jimmy Johnson nació en 1894 en una localidad de New Jersey muy cerca del New York cosmopolita que vivía el esplendor, desde la Belle Epoque a los llamados locos años 20 teniendo precisamente uno de sus grandes éxitos – que curiosamente nunca llegó a grabar – con el tema insignia que reflejaba esa época, el famoso Charleston del que sí escucharemos una recreación a través de una pianola, un instrumento tan importante en la época como lo sería a posterior la radio. Así, en ese New York pero quizás más en los bajos fondos, se experimentaban grandes vivencias musicales a través de sus clubs y cabarets que influyeron al joven Johnson y en los que en una temprana edad ya comenzó a tocar.

En poco tiempo se convirtió en uno de esos pianistas – como Jelly Roll Morton -  que hicieron de puente entre el ragtime – algo rígido en la interpretación – y el jazz con una mayor libertad y con la improvisación como bandera de la expresión pianística y se convertiría en modelo de pianistas como Count Basie, Duke Ellington, Art Tatum o Fats Waller, manteniéndose como uno de los principales pianistas y compositores hasta bien entrada la década de 1930.


jueves, 23 de octubre de 2014

JAMIE CULLUM Concierto en Madrid 22 de octubre de 2014 Circo Price

 Ganas tenía de oír en directo al que en los últimos años ha sorprendido en la escena jazzística, Jamie Cullum. Y no me sorprendió, pero sí. No me sorprendió porque si visionamos cualquier vídeo de sus directos es exactamente lo que ofrece cuando asistes a un concierto suyo: no sólo música, sino espectáculo, show, carisma que se desprende en el escenario su personal forma de actuar, con mucha naturalidad y con sus destrezas pianísticas (incluidos algunos malabares pues no faltó como su subida al piano) y su voz, peculiar pero con carácter y sentimiento.


Pienso que Jamie Cullum sorprendió con algo hoy difícil de ver: naturalidad y cercanía y un gusto exquisito y al tiempo enérgico a la hora de afrontar versiones de todos los estilos y géneros. Ese es otro gran valor de este joven pianista y cantante: lograr canalizar estilos que en apariencia son divergentes y hacérselos totalmente suyos.

Con una potente sección de vientos (memorable el duelo entre trombonistas), una base rítmica contundente y Jamie en el escenario la cosa rodó fácilmente, intercalando temas dispares en el tempo pero que no hacía decaer el concierto de casi dos horas. Y es que en los tempos lentos Cullum conecta enseguida sin impostar sentimientos. 
No importa que no pueda detallar el set list del concierto de ayer pues el propio peso de los temas, su ejecución y el desplegarse cómodamente por el jazz, el pop, el blues, soul y funky es dificil encontrarlo en un concierto. Y Jamie Cullum es algo que puede hacer cómodamente.
Se ha dicho que recoge el testigo de Harry Connick Jr. (al que también ví en el mismo lugar, Circo Price, hace unos años) y para mí es así... Connick Jr. se nos ha despistado y de hacer estupendos discos de jazz y funky se ha ido por otros terrenos excesivamente melancólicos y con una producción neutra. Así que no tengo más que doblegarme al buen hacer de Jamie Cullum.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Conversaciones con el Blues: Skip James

El pasado jueves 9 de octubre dediqué el programa de "Conversaciones con el Blues" a Skip James, uno de esos Bluesman que si no se sumerge uno en el mundo auténtico del blues puede llegar a pasar desapercibido, pues como otros muchos (Charlie Patton, Son House, por nombrar algunos) no estaban inscritos en el blues más popular o mediático pero que siendo pioneros de un género tan extenso como el blues fueron esenciales al desplegar un estilo propio.Skip James además de bluesman que se manejaba con la guitarra también era pianista y con ambos instrumentos desarrolló de forma casi intuitiva su propia técnica y estilo.Pero antes Skip James tocó muchos palos no musicales en sus labores, desde contrabandista, jugador, proxeneta, obrero, aparcero o en la recogida del algodón, pero al mismo tiempo estaba dotado de la destreza musical en la guitarra y el piano. Pero realmente a Skip o “Skippy” como le llamaban algunos amigos, no le interesaba ganar dinero con la música…. Sus anteriores quehaceres le reportaban más dinero que el negocio musical… y quizás fuera su orgullo el que le hiciera entrar en la tienda de Farish Street de H.C Speir, en Jackson (Misisipi). Speir era conocido como ‘El Padrino del Delta’, un hombre visionario que grababa demos para grandes sellos y que había descubierto a otros músicos como Charlie Patton, Son House o Robert Johnson. James entró en la tienda y tocó “Devil Got my Woman” (“Prefiero ser el diablo que ser el hombre de una mujer”, dicen los primeros versos de la canción) y sorprendió a Speir, firmando con Paramount Records y se marchó a Wisconsin para grabar su primer disco. Entre enero y febrero de 1931, Skip James grabó dos sesiones, una de guitarra y otra al piano. Cobró cuarenta dólares y se volvió a casa sin saber que aquellas dos sesiones, como las de Robert Johnson, pasarían a formar parte de la historia del blues.


Una de las singularidades musicales de James era su voz, un registro mucho mayor del que se suele oír en el blues tradicional con un falsete que se alzaba de las notas del piano. Y desde luego, en la parte que destaco en el programa de "Conversaciones con el Blues" es el estilo pianístico de Skip James. James muestra el deseo de purgar al teclado del romanticismo heredado de Europa y crear un estilo de contornos más marcados, con un acompañamiento del piano menos denso…cumpliendo el dicho de “menos es más” y en muchos temas los golpes de pie de James se escuchan casi tanto como el piano. El resultado es algo áspero pero novedoso abriendo nuevos caminos en el panorama pianístico del blues, con un ritmo casi orgánico y un aire peculiar a través de los silencios que anticipaba la manera de tocar de Thelonius Monk quien precisamente decía: las notas más importantes no son las que uno toca, sino las que deja de tocar. Una gran lección musical.

El próximo programa del jueves 16 dedicado a la cantante de blues, pianista y mecenas de músicos Victoria Spivey. En DO FA RADIO


Conversaciones con el Blues se emite los Jueves a las 05:00 h y a las 22:00h
Reemisión: sábado a las 5:00 h y domingo a las 22:00 h.